viernes, 8 de julio de 2011

Los Sacramentos son símbolos




Los sacramentos son símbolos
Un Sacramento es un símbolo. Y el símbolo es la expresión de una experiencia. El símbolo tiene dos elementos: la experiencia vivida, por ejemplo, la experiencia del amor, del perdón; y la expresión externa de esa experiencia, por ejemplo, expresamos el amor por medio de una caricia o el perdón por medio de un abrazo.
Esto tiene dos consecuencias importantes: si no hay experiencia no hay símbolo. Es decir, si Carlos no hubiera vivido y sentido la experiencia del amor por Teresa, el beso no sería símbolo de nada, sería una falsedad. Alrevés, si no hay símbolos las experiencias vividas se quedan a medio camino, no se realizan plenamente. Si Carlos ama a Teresa pero no le expresa ese amor, no lo hace visible por medio de algún símbolo, es natural que Teresa dude que Carlos la quiere.

Los Sacramentos son símbolos de la fe
La fe cristiana tiene que ver con experiencias muy fuertes y profundas: la experiencia del amor de Dios, la experiencia del seguimiento de Jesús, la experiencia del Espíritu y de la conversión a los valores del evangelio tales como la justicia, la solidaridad, el perdón, etc. La fe es comprometerse, pero la fe es también expresar simbólicamente lo que se vive.

¿Qué es un sacramento?
Según Leonardo Boff en su libro: "Los Sacramentos de la vida", el sacramentos se define así; "Sacramento es todo, cuando se lo contempla a partir y a la luz de Dios: el mundo, el hombre, cada cosa, señal y símbolo de los transcendente."
Para la Iglesia primitiva sacramento era de modo particular la historia humana dentro de la que se realiza el plan salvífico de Dios, la acogida o el rechazo de la gracia por parte del hombre."

El Pensamiento Sacramental

"Al contemplar una cosa desde fuera me encuentro con ella, me inclino sobre ella, la manipulo, la transformo, y dejo que la cosa se quede en mera cosa, objeto del usoy del abuso humano. Es el pensar científico de nuestra era moderna. No es malo...
Contemplando una cosa desde dentro, no me concentro en ella, sino en el valor y en el sentido que ella asume para mí. Deja de ser cosa para transformarse en un símbolo y en una señal que me e-voca, pro-voca y con-voca hacia situaciones, reminiscencias y hacia el sentido que ella encarna y expresa.
Sacramento significa, justamente, esa realidad del mundo que, sin dejar el mundo, habla de otro mundo, el mundo humano de la vivencias profundas, de los valores incuestionables y del sentido plenificador de la vida".
L. Boff, Los Sacramentos de la vida, Sal Terrae, Santander, 1995, p. 24.

Los siete sacramentos
El 7 es un número simbólico, es la suma de 3 (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y 4 (los cuatro puntos cardinales, el mundo) El 7 simboliza totalidad, perfección. En todos y cada uno de los sacramentos celebramos el don de la vida, la liberación que nos viene de la resurrección y muerte de Jesús. Y lo celebramos en los momentos fuertes de la existencia humana (nacimiento, juventud, madurez, muerte) y en los tiempos importantes de la comunidad.
La tradición de la Iglesia reconoce en el Bautismo y la Eucaristía los sacramentos principales. Normalmente se ordenan los 7 sacramentos así:

Sacramentos de la iniciación cristiana: Bautismo, Confirmación y Eucaristía.

Sacramentos de la curación o rehabilitación: Reconciliación y Unción de los enfermos.

Sacramentos del servicio de la comunidad: Matrimonio y Orden Sacerdotal.

Cristo es el sacramento del Padre
El Sacramento principal es Jesucristo. Jesús dijo esto a uno de sus discípulos: "Nadie viene al Padre sino por mí. Si me conocen a mí también conocerán al Padre. Desde ya ustedes lo conocen y lo han visto. El que me ha visto a mí ha visto al Padre" (Juan 14, 6-9) Jesús, con su encarnación, ha hecho visible a Dios. Por Jesús, Dios sale al encuentro de la humanidad y la humanidad puede acercarse a Dios. Jesús es el camino que une a Dios y la humanidad, es sacramento, el sacramento.
De esto podemos sacar dos consecuencias muy importantes: Primero, el sacramento no es un acto de la humanidad para ganarse el favor de Dios, sino que es un acto de Dios para la liberación de la humanidad. La comunidad no se puede salvar por si misma, necesita de Jesús. Y ese regalo de la salvación, la nueva pascua liberadora, es lo que la comunidad celebra cuando participa en los sacramentos.
Segundo, el acercamiento de Jesús hace posible que la humanidad pueda tener la experiencia más profunda: la experiencia de Dios. Ahora bien, esa experiencia sólo es posible en el seguimiento de Jesús de Nazaret. Si no hay seguimiento de Jesús, si no anunciamos hoy el Reino de Dios, si no tenemos compasión de los pobres, si no enfrentamos a los poderosos, si no estamos dispuestos a entregar nuestra vida por la comunidad, entonces no es posible la experiencia de Dios y, por lo mismo, los sacramentos pierden su sentido y significado.

Los pobres y los que sufren son, sacramento de Jesús
Jesús dijo que todo lo que hacemos a los pobres, a él se lo hacemos; y todo lo que les negamos, a él mismo se lo negamos (Mateo 25, 31-46). En definitiva, no seremos juzgados por el número de sacramentos que recibimos, seremos juzgados por lo que hacemos o dejamos de hacer por los pobres y débiles de este mundo. Por eso, decimos que si Cristo es el sacramento de Dios, los pobres son el sacramento de Cristo.